Las inmersiones frías (sumergirse en agua helada durante períodos breves) se han vuelto muy populares y prometen todo, desde reducir el dolor muscular hasta mejorar el estado de ánimo. Pero como muchas tendencias de fitness, el “cómo” importa tanto como el “qué”. Específicamente, cuando te sumerges puede afectar significativamente tanto la recuperación como el rendimiento del entrenamiento.
Bucear en frío no se trata sólo de permanecer valientemente en agua helada. Tiene efectos fisiológicos tangibles respaldados por la ciencia. El Dr. Mohammed Enayat, fundador de la clínica de longevidad HUM2N, explica que la inmersión en frío desencadena una cascada de beneficios: reduce el dolor muscular post-ejercicio, ayuda a la recuperación, estimula el flujo sanguíneo e incluso potencialmente convierte la grasa blanca “mala” en la variedad de grasa parda que quema calorías.
Pero el tiempo lo es todo: Si bien estos beneficios son atractivos, sumergirse directamente en agua helada no siempre es óptimo. De hecho, puede ir en tu contra si tu objetivo es desarrollar fuerza muscular.
He aquí por qué: la exposición al frío antes de un entrenamiento puede reducir temporalmente la temperatura central, lo que podría amortiguar las señales que su cuerpo utiliza para el crecimiento muscular y el aumento de fuerza. Piense en ello como si se tratara de relajar los procesos que impulsan esas adaptaciones cruciales.
La secuencia de inmersión ideal:
- Post-Cardio: Después de un ejercicio cardiovascular como correr o nadar, los baños de agua fría pueden ser una poderosa herramienta de recuperación. Ayuda a reducir la inflamación, eliminar los subproductos metabólicos y calmar los músculos ardiendo.
- Morning Blast: Los baños fríos por la mañana son cada vez más populares como una forma de reactivar el metabolismo, despertar los sentidos y potencialmente mejorar la concentración mental para el día siguiente.
El debate frío y caliente:
La terapia de contraste, que alterna entre exposiciones al frío y al calor, también está ganando terreno. Si bien puede ser estimulante, los expertos generalmente recomiendan finalizar la secuencia de contraste con una exposición al frío. El Dr. Gary Brecka, fundador de The Ultimate Human, explica que el frío sostenido mantiene la temperatura central más baja, maximizando los beneficios metabólicos y hormonales tanto del calor como del frío.
Encontrando tu inmersión:
La buena noticia es que no necesitas un gimnasio de alto nivel para experimentar los beneficios potenciales de la exposición al frío. Las opciones de bricolaje asequibles van desde inflar una piscina portátil en su patio trasero hasta utilizar una bañera existente o incluso incorporar breves ráfagas de agua fría al final de la ducha. Sólo recuerda: escucha a tu cuerpo y consulta a tu médico si tienes algún problema de salud subyacente antes de dar el paso.
