Un reciente aumento de la preocupación rodea el potencial de la inteligencia artificial (IA) y las redes sociales para impactar negativamente las capacidades cognitivas, un fenómeno cada vez más conocido como “pudrición cerebral”. Este término de jerga ganó fuerza después de que Oxford University Press lo designara como la palabra del año en 2024, vinculándolo a la naturaleza adictiva de las aplicaciones de videos de formato corto como TikTok e Instagram y su efecto en la agudeza mental. Si bien las ansiedades sobre el impacto de la tecnología en el cerebro no son nada nuevo (se remontan a las preocupaciones de Sócrates sobre el efecto de la escritura en la memoria), las investigaciones emergentes sugieren que estas preocupaciones pueden ser más pertinentes hoy que nunca, particularmente en lo que respecta a la IA. y la influencia combinada de las redes sociales.
El experimento: asesoramiento generado por IA versus investigación tradicional
Las ansiedades que rodean el impacto de la IA en las habilidades cognitivas quedaron subrayadas en un experimento reciente realizado en la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania. La profesora Shiri Melumad encargó a un grupo de 250 personas que brindaran consejos sobre estilo de vida a un amigo. A un grupo se le permitió aprovechar los resúmenes generados por IA de Google, mientras que los demás confiaron en las búsquedas tradicionales de Google. Los resultados fueron sorprendentes: aquellos que usaron A.I. Los consejos generados produjeron sugerencias genéricas y superficiales, como comer sano, mantenerse hidratado y dormir lo suficiente, mientras que quienes realizaron investigaciones tradicionales ofrecieron recomendaciones más matizadas que abordaban el bienestar físico, mental y emocional. Esto pone de relieve una cuestión crítica: ¿estamos sacrificando la profundidad y el pensamiento crítico por la conveniencia de una IA rápida y fácilmente disponible? resúmenes?
Puntuaciones de lectura en declive y aumento del tiempo frente a la pantalla
Estas preocupaciones se ven amplificadas por una tendencia preocupante en las puntuaciones de lectura entre los niños. Los datos de la Evaluación Nacional del Progreso Educativo revelan que los puntajes de lectura entre los niños estadounidenses, incluidos los de octavo grado y los de último año de secundaria, han alcanzado mínimos históricos. Estos resultados coinciden con un aumento significativo del tiempo frente a la pantalla entre los jóvenes, especialmente desde la pandemia de COVID-19, lo que plantea dudas sobre una posible correlación entre la participación digital excesiva y la disminución del rendimiento cognitivo.
Aspectos destacados de la investigación: retención de la memoria y el impacto de las redes sociales
Investigaciones adicionales arrojan luz sobre los posibles mecanismos detrás de este descenso. Un estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (M.I.T.) investigó cómo la I.A. Herramientas como ChatGPT pueden afectar la redacción de ensayos. Los investigadores encontraron que las personas que usaron ChatGPT demostraron una menor actividad cerebral durante el proceso de escritura y, sorprendentemente, tuvieron dificultades para recordar incluso una sola oración de sus ensayos apenas un minuto después de completarlos, lo que sugiere una disminución del sentido de propiedad y compromiso.
Al mismo tiempo, una investigación publicada en JAMA de la Universidad de California en San Francisco relacionó el uso de las redes sociales con un peor rendimiento cognitivo en los niños. Al analizar datos de más de 6.500 niños seguidos desde los 9 hasta los 13 años, el estudio encontró que un mayor uso de las redes sociales (al menos tres horas diarias) se correlacionaba con puntuaciones más bajas en pruebas de lectura, memoria y vocabulario. Los investigadores concluyeron que esta correlación probablemente se debe al hecho de que cada hora que se pasa navegando por las redes sociales reduce el tiempo disponible para actividades más beneficiosas como leer y dormir.
Enfoques más saludables de la tecnología
A pesar de los preocupantes hallazgos, los expertos enfatizan que las restricciones generales sobre el tiempo frente a una pantalla probablemente no sean prácticas. En cambio, se anima a los padres a establecer zonas libres de pantallas (prohibiendo el uso del teléfono en los dormitorios y durante las comidas) para promover la concentración, el sueño y la conexión familiar.
En cuanto a la I.A. chatbots, el MIT. El estudio ofreció una vía potencial para una utilización beneficiosa. Cuando los participantes que inicialmente dependían únicamente de A.I. Más tarde se vieron restringidos a utilizar su propio cerebro, su rendimiento cognitivo nunca alcanzó los niveles alcanzados por aquellos que inicialmente confiaban en sus propias capacidades cognitivas. Esto sugiere que la A.I. puede ser una herramienta de aprendizaje cuando se utiliza estratégicamente y se complementa con el pensamiento independiente y la retención de la memoria.
La clave para navegar en este panorama tecnológico en evolución radica en un uso consciente, promover la participación activa y garantizar que la tecnología mejore, en lugar de restarle valor, a nuestras capacidades cognitivas.
En conclusión, mientras que A.I. y las redes sociales ofrecen una innegable comodidad y acceso a la información, las investigaciones emergentes destacan un costo potencial para la función cognitiva. Al promover el uso consciente, establecer límites saludables y priorizar actividades que fomenten el pensamiento crítico y la retención de la memoria, podemos mitigar el riesgo de “pudrición cerebral” y aprovechar el poder de la tecnología de manera responsable.



















































